miércoles, 19 de junio de 2013

La identidad Personal

En su libro Reasons and Persons, Derek Parfit habla de una identidad que se sustenta en un sujeto de experiencias. Este sujeto consiste en una memoria capaz de recordar el pasado y el presente y además de proyectarse en el futuro, es decir, capar de situarse en la posición futura de recordar lo que todavía no ha ocurrido pero ocurrira. Estas experiencias son atribuidas a una misma entidad física y psicológica, la identidad personal que cada uno se va construyendo a lo largo de su vida.

El concepto de experincia ha sido y es la clave para entender el concepto de identidad del la filosofía de tradición anglosajona que partiendo de los empiristas ingleses puede entroncarse facilmente con el pragamtismo norteamericano. El nucleo de esta tradición sostiene que es la experiencia del pensamiento la que nos posibilita pensar y por tanto tener conciencia de nosotros mismos, justo al revés que la concepción cartesiana que manternía que es la existencia del pensamiento, del cogito, la que posibilita tener experiencias. Para Descartes la identidad del sujeto como pensamiento es previa a su existencia; para los pragmatistas la identidad es consecuencia de nuestra posibilidad, nuestra naturaleza humana, de tener experiencias y una de éstas es la experiencia cognitiva.

La estecha unión entre cuerpo y pensamiento no ha podido evitar la discusión de nuestra identidad a través de creaciones fantásticas como los zombies, los fantasmas, los robots, los monstruos, los cyborgs. Quizá el caso más famoso de la literatura fue la creación de Mary Shelley de Frankenstein. ¿Quién era Frankenstein? ¿Tenía identidad personal? ¿Tenía conciencia de sí mismo? ¿Sabía lo que era? En la película Yo Robot, el robot Sonny, se nos aparece al final con una pregunta: ¿Quién soy? o ¿qué soy? Sus ojos miran fijamente y dejan entrever en su mirada algo distinto, algo que le hace diferente.El
Remando al viento

descubrimiento de esa pregunta,de qué es algo pero no sabe qué es lo propio de su naciente identidad, igual que en el hombre para quien precisamente no saberse quién o qué es es lo que constituye el núcleo de su identidad. De nuevo la paradoja: para saber quién es uno primero tiene que dejar de ser, preguntarse por su ser. La formulación de la pregunta fundamental (ya lo decía Kant: ¿qué es el hombre?), permite ser un sujeto de experiencias, de dotarse de una identidad, de ser persona.

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